
«Descubrí el Benchrest hace apenas tres años. Al principio, era simplemente curiosidad: buscaba una afición para desconectar los fines de semana. Recuerdo que, tras informarme, me animé a visitar el campo de tiro. Me recibió Mariano, otra socio, con una sonrisa y paciencia para explicarme todo. Al acabar mi primera competición amistosa, me fui con sensaciones encontradas: no había acertado muchos blancos, pero sentí que había encontrado mi lugar.
Con el tiempo, aprendí los detalles técnicos, mejoré mi equipo y, sobre todo, descubrí que lo esencial era la comunidad. Los consejos de socios veteranos, las charlas tras las tiradas y los entrenamientos compartidos han sido clave para avanzar. Ahora, dos años más tarde, colaboro en las jornadas de puertas abiertas para nuevos miembros, igual que lo hicieron conmigo. Mi motivación sigue siendo la misma: superarme y disfrutar cada día junto a una gran familia deportiva.»